
Llorar no es debilidad, es autocuidado. Las lágrimas no solo expresan emociones, también cumplen funciones biológicas poderosas: Liberan hormonas del estrés, como el cortisol y la ACTH, ayudando a regular el sistema nervioso. Producen analgésicos naturales, como la leucina-encefalina, que reducen el dolor físico y emocional. Restablecen el equilibrio emocional, permitiéndote relajarte después de una crisis. Fomentan la conexión social, mostrando vulnerabilidad y fortaleciendo la empatía. Llorar es una forma natural de sanar. No lo reprimas, déjalo fluir y deja que tu cuerpo haga su trabajo.
Tus pensamientos impactan cada célula de tu cuerpo
Lo que piensas no se queda solo en tu mente, se traduce en reacciones químicas reales en tu cuerpo. Estudios en neurociencia han demostrado que los pensamientos negativos aumentan el cortisol y la inflamación, mientras que los pensamientos positivos promueven la liberación de dopamina y serotonina, mejorando tu bienestar.