Debido al interés por los deportes al aire libre, los maratones y las competiciones extremas que se realizan en zonas desérticas, es probable que se incremente la incidencia de lesiones por el calor. También la contaminación ambiental y el aumento de los gases de efecto invernadero podrían elevar la frecuencia y la intensidad de los episodios de calor extremo.
La exposición prolongada a las altas temperaturas ambientales puede afectar el centro termo regulador de las personas y con ello alterar sus funciones vitales. Una temperatura muy elevada hace perder agua y electrolitos, que son elementos esenciales para el funcionamiento del organismo humano. Las personas sanas toleran una variación de temperatura hasta 3 grados centígrados pero después de los 37 grados se desencadena un mecanismo de defensa. El problema de la insolación se presenta, sobre todo, durante una ola de calor, que es un periodo prolongado de calor excesivo combinado con una humedad ambiental elevada. La exposición al calor excesivo pueden generar varios cuadros como edemas, tetania, calambre y agotamiento.
