Este concepto no es nada nuevo y, de hecho, puedes encontrar referencias en la literatura de ciencia ficción desde el año 1949. Ya en 1962 se puede encontrar el primer dispositivo mecánico de realidad virtual denominado como Sensorama por su creador Morton Heilig. En 1968 aparece lo que se considera el primer dispositivo de realidad virtual apodado al espada de Damocles, ya contaba con el formato actual de pantallas estereoscópicas montadas sobre un casco, pero su peso era tan elevado que tenía que suspenderse con unos cables desde el techo.
Le siguieron numerosos intentos muy prometedores que, sin embargo, no llegaron a popularizarse debido, sobre todo, a los requisitos técnicos que suponían, por no hablar del precio desorbitado.