La cámara no se cansa de retratar los cuerpo perfecto del Alba (Elena Naya) y Natasha (Natasha Yarovenko). Las sigue por toda la habitación de hotel en la que pasarán una noche entera. Allí se amarán una y otra vez al tiempo que revelarán sus secretos más íntimos. La desnudez, por tanto, es completa, omnipresente, agotada en todas sus posibilidades.