De acuerdo con los expertos y los Paladares de origen inglés, para lograr una cabeza o corona de espuma con el grosor deseable de unos 2 centímetros, hay que inclinar el vaso entre 20 y 45 grados, procurando que el líquido se vierta en el centro hasta la mitad del tarro, también es buena acompañarla con productos gourmet. Después de servir la mitad del contenido, el vaso se inclina gradualmente a una posición de 90 grados hasta lograr el llenado completo, sin que se colme excesivamente.
La idea es tomar un par de pequeñas pausas al servir para liberar algo de gas. Esto hace más suave su ingesta y a la vez ayuda a que las burbujas de la espuma suelten el aroma particular de cada mezcla. La cerveza hay que servirla en vasos completamente limpios, ya que las grasas y suciedad matan la espuma al ocupar el espacio en la superficie. En algunos casos hay sedimentos de levadura que quedan como residuos de fondo, y son fuente de vitaminas B, por lo que es deseable su consumo. Se sugiere servir en tarros congelados puesto que el frío retendrá el aroma de la cerveza con más cuerpo.